El Jefe de Estado afirmó que sigue al pendiente del proyecto enmendado que brindará la oportunidad a millones de extranjeros a cambiar su estatus como residentes legales en EE.UU., pero ahora la premura está en acabar con el cierre federal.
La posibilidad de obtener la ciudadanía estadounidense es una condición no negociable para muchos extranjeros que viven en el país ilegalmente y que esperan ansiosamente una reforma a las leyes de inmigración que resuelva sus situaciones. La esperanza se acrecentó en junio, cuando fue aprobado el proyecto.
La actualidad es difícil para los más de 11 millones de inmigrantes que esperan ser beneficiados con la reforma migratoria, debido al estancamiento del proyecto en la Cámara de Representantes; ahora se le suma la parálisis del Gobierno que retrasa aún más su votación y aprobación final. Sin embargo, en medio de tantos ajustes y asuntos por resolver, el presidente Barack Obama devolvió el aliento a quienes piden la reforma.
El jefe de Estado norteamericano aseguró que una vez que los senadores lleguen a un acuerdo para devolver la estabilidad económica al Estado, la reforma pasará a la fase final. Las declaraciones las ofreció hoy a través de un programa de televisión.
El proyecto de reforma era debatido ahora en laCámara de Representantes, dominada por los republicanos y donde ha enfrentado oposición de ese bando durante meses.
Hace dos semanas, los líderes demócratas de la Cámara presentaron una propuesta de reforma migratoria en línea con el acuerdo bipartidista del Senado y confiaron en que pueda reabrir ese debate.
La mayoría republicana en la Cámara ya ha adelantado su oposición al proyecto del Senado y señalado que trabajará para incluir diversas enmiendas, lo que probablemente retrase su consideración por parte del pleno.
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