Alex Rodríguez parece generar sólo sentimientos extremos. Un bando lo acusa de todo tipo de cosas mientras que el otro lo defiende con una pasión desbordada. Para poder entender su caso, incluyendo el motivo de las demandas, es necesario separarnos de ese campo de batalla e irnos a un sitio más calmado y menos confrontacional.
Desde 1968, la relación jugadores-MLB está regulada por los Convenios Laborales (CBA) firmados por MLB y la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA) cada cierto tiempo. Marvin Miller, el entonces Director Ejecutivo de la MLBPA, incluyó en el primer CBA un proceso de arbitraje para resolver las disputas laborales. El fin era sencillamente abandonar la vía de las demandas judiciales para resolver los reclamos en contra de MLB y los equipos y sustituirla por un proceso interno en donde los intereses del pelotero estarían representados y defendidos por la MLBPA. Esas querellas llegarían a un árbitro independiente quien tendría la responsabilidad de decidir y darle la razón a una de las dos partes. La decisión del árbitro sería inapelable a menos que se hubiera excedido en sus funciones o cometido algún acto ilícito.
El sistema no es perfecto y por eso ambas partes, MLB y la MLBPA, se reservan, entre otras cosas, la posibilidad de despedir al árbitro, si así lo desean y sin dar una razón en específico, básicamente en cualquier momento.
Una de las bases fundamentales de ese proceso de reclamos ante un árbitro independiente consiste en que la MLBPA debe defender los intereses y derechos de los peloteros. Cuando eso no ocurre, o al menos existe la duda, se cae todo el resto de las protecciones. Aquí es donde nos volvemos a conectar con el caso de Alex Rodríguez.
Desde el principio de la investigación Biogenesis se ha acusado a MLB de excederse en sus funciones, intimidar testigos, comprar pruebas, negociar con delincuentes y otras acciones poco éticas para poder suspender a jugadores relacionados con Tony Bosch por violación de la política antidopaje negociada con la MLBPA.
Muchos asumieron, y me pueden anotar en ese grupo, que MLB tenía un camino muy difícil por recorrer para suspender peloteros sin haber salido positivos en las pruebas antidopaje, por lo mencionado en el párrafo anterior y tomando en cuenta el supuesto rol de la MLBPA. Yo, por ejemplo, me negaba a pensar que la MLBPA cedería tan fácilmente y muchas veces expresé mis dudas sobre sus acciones (ver columna "Turbulencia en la Asociación"). Pero no fue así y a mitad de la temporada los jugadores involucrados en la investigación Biogenesis decidieron aceptar sus culpas y sanciones con la bendición de la MLBPA. Bueno, todos menos uno.
A-Rod siempre ha mantenido su inocencia, incluso luego del anuncio de la suspensión por 211 juegos. Por eso acude a la MLBPA para iniciar el proceso de apelación, establecido en la política antidopaje y CBA, que actualmente está en marcha y cuya decisión final podría darse en noviembre.
No pretendo resumir lo sucedido en todos estos meses pero si resaltar que luego de infinidad de actos confusos y poco éticos por parte de MLB, violaciones de protocolos y políticas establecidas, filtraciones a la prensa y una reacción inadecuada, para un caso tan complejo, por parte de la MLBPA, Rodríguez simplemente decidió no confiar más en el proceso ni en la MLBPA y disparar una serie de demandas.
La primera demanda por daños y perjuicios dirigida a Bud Selig y MLB resume la manera como se realizó la investigación Biogenesis resaltando todos los aspectos negativos. La segunda va en contra de un médico de los Yankees y un hospital de Nueva York por haberle ocultado la seriedad de una lesión poniendo en riesgo su carrera. Y una tercera demanda por venir, algo que podemos concluir de un artículo en el New York Times, sería contra de la MLBPA por no defender sus intereses.
Ya A-Rod no cree ni en el CBA, ni en MLB, ni en el proceso de arbitraje que decidirá la apelación de la suspensión de 211 juegos ni, mucho menos, en la MLBPA. Para uno de los mejores peloteros en la historia del juego, el único camino disponible era el de soltarse de todas esas amarras en las que no confía para ver si alguien lo escucha y termina dándole la razón.
Tengo muchas dudas sobre la viabilidad legal de esas demandas, incluyendo la que presumo viene en el futuro contra la MLBPA, pero si entiendo el punto. A-Rod está solo y seguirá solo, bueno todavía le queda su grupo de seguidores incondicionales, pero eso poco le importa. Ya no tiene nada que perder, apartando un poco de millones de dólares que ahora si pone en riesgo con la nueva estrategia.
El mismo sistema que hizo millonario a Rodríguez ahora lo trata de ahorcar ya sea por tramposo, como dicen quienes lo atacan, o por venganza, como sostienen quienes lo defienden. Ya veremos quien sale peor de todo esto.
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