En Libia, las autoridades exigieron una explicación sobre lo que calificaron como el "secuestro" de Abu Anas al Libi, uno de los presuntos líderes de Al Qaida, buscado por Estados Unidos que lo acusa de haber jugado un papel clave en los atentados contra sus embajadas en Tanzania y Kenia en 1998.
En Somalia, el primer ministro Abdi Farah Shirdon dijo que su gobierno cooperaba con sus "socios extranjeros en la lucha contra el terrorismo" y que esa cooperación "no era un secreto", luego de la operación el sábado de comandos de los Navy SEAL contra un líder islamista de los shebab, con nexos con Al Qaida, en el puerto de Barawe (sur).
Ese golpe, del que todavía se desconocen detalles como la situación de la persona que era buscada, se produjo un mes después del ataque a un centro comercial de Nairobi por parte de esas milicias islamistas, que dejó 67 personas muertas.
"Nosotros esperamos que esto deje claro que Estados Unidos jamás cesará en sus esfuerzos de atrapar a los culpables de llevar a cabo actos de terrorismo", dijo desde Bali, Indonesia, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
No hubo bajas estadounidenses en los operativos, pero sí murieron varios miembros de los shebab en Somalia, según informó un funcionario norteamericano.
El portavoz del Pentágono, George Little, confirmó la captura de Abu Anas al Libi, quien está en manos del Ejército estadounidense en "un lugar seguro, al exterior de Libia". La operación "fue aprobada por el presidente (Barack) Obama", dijo.
El detenido de 49 años podría ser transferido a Estados Unidos, toda vez que está procesado por un tribunal de Nueva York por su presunta pertenencia a Al Qaida.
"El gobierno libio sigue las informaciones sobre el secuestro de uno de los ciudadanos libios buscados por las autoridades de Estados Unidos", dijo un comunicado del gobierno de transición publicado en Trípoli el domingo.
La CNN, que citaba un responsable de Estados Unidos, había indicado con anterioridad que el gobierno libio estaba informado de esta operación, llevada a cabo a plena luz del día en Trípoli.
Esta captura pone fin a una persecución de más de trece años de Abu Anas al Libi, de 49 años, miembro del Grupo Islámico de Combate Libio (Gici) antes de sumarse a Al Qaida, y quien figuraba entre las personas más buscadas por el FBI, que ofrecía por su captura cinco millones de dólares.
En Somalia, el objetivo era un líder de los shebab de "gran importancia", según una fuente estadounidense.
La operación supone la intervención más importante de Estados Unidos en el país desde que fuera abatido hace cuatro años en la misma zona el dirigente de Al Qaida Saleh Ali Saleh.
Estados Unidos tomó "todas las precauciones para evitar muertes civiles" y se retiró del lugar luego de que ocurrieran bajas de milicianos shebab, dijo la fuente, que señaló que no podía identificar a las personas muertas.
Según una autoridad estadounidense citada por el diario The New York Times, probablemente el dirigente shebab haya muerto, pero las fuerzas especiales fueron obligadas a retirarse sin poder confirmar su muerte.
Los shebab anunciaron haber sido atacadas, pero por fuerzas especiales británicas y turcas, que habrían tenido como objetivo una de sus bases en el puerto somalí de Barawe (sur), uno de los pocos puertos aún controlados por los shebabs.
Londres y Ankara desmintieron estos operativos.
A pesar de los reveses militares infligidos por el Ejército etíope y una fuerza de la Unión Africana a los shebabs estos dos últimos años en el centro y el sur de Somalia -en guerra civil desde 1991-, los islamistas siguen controlando amplias zonas rurales.
AFP
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