El JILGUERO: Nostalgia de mi adolescencia por Tamayo


POR SANTOS SALVADOR CUEVAS 
Para ECOS DEL SUR.

En verdad, no se si es tristeza o si me embarga la nostalgia por lo que un día fuimos y que -al pasar los años- se nos ha ido perdiendo en Tamayo.

Siendo adolescente aun, recuerdo que montado sobre una bicicleta, propiedad del padre León Delanoy, me trasladaba de Tamayo hacia Vicente Noble; en el trayecto iba dejando el verdor y esplendor de un Tamayo organizado, atrayente y alegre, una comunidad en donde se dejaba sentir la armonía entre la la gente y la naturaleza; hasta que llegaba a tierra vicentenoblense, allí las calles eran un caos, sucias y abandonadas, la bicicleta que me servía de transporte, saltaba de piedra en piedra.

Para esa época, el progreso y desarrollo estaban en Tamayo.

Más ahora, cuando visitamos a Vicente Noble y hacemos los ajustes comparativos de lugar, nos damos cuenta que el asunto se ha revertido; ahora el progreso está en Vicente Noble, con calles asfaltadas y arropado por el verdor que refleja a una comuni! dad pujante y alegre. En cambio, Tamayo luce tosco y anclado en el pasado...las cosas han cambiado, se han revertido diría yo.

Por su puesto, no pretendo (libreme Dios) que Vicente Noble deje de crecer, de progresar, de cantar, de sonreír, ni de vivir su vida en armonía con la naturaleza, no se trata de eso, al contrario, nos alegra. Pero lo que sí nos llena de nostalgia es ver nuestro municipio Tamayo sin perspectivas, con sus calles que ya no son las mismas, sin el verde, ni la armonía que debe prevalecer entre el ente social y la naturaleza.

La vida práctica me acaba de dar la razón, precisamente ayer, mientras un incendio amenazaban con convertir en cenizas las edificaciones del Ayuntamiento Municipal de Tamayo, no había en nuestro municipio un Cuerpo de Bomberos con las herramientas necesarias que le permitan cumplir con honor su misión, tuvieron que llegar de a rápido los bomberos de Vicente Noble, para sofocar las llamas infernales.

El caso es preocupante, y retrata de cuerpo entero la deficiencia y la falta de visión que durante décadas ha venido afectando el desarrollo de esta comunidad sureña.

Tamayo debe volver a lo que antes fue, digo más, debe ser transformado en un modelo a seguir, convertido en un referente regional, que cuando se hable de Tamayo, se esté haciendo referencia a la comunidad más pujante de la región, más en armonía con el verde de la naturaleza y sus habitantes, un Tamayo que le duela a su gente, a su! s funcion! arios.

Levantemos un Tamayo vestido de colores, donde reine la sonrisa en cada hogar y así sentir el orgullo en cada habitante por ser hijo de Tamayo; eso será posible, va a ser posible, pues por ahí viene el cambio añorado, viene el futuro cargado de esperanza, lleno de visión y coraje, con el concurso de todos..Por nada del mundo el cambio debe detenerse.

Vamos a hacer de Tamayo la niña bonita de la provincia Bahoruco. Es una tarea de todos: Blancos, morados, rojos, cristianos, ateos, en fin, todos debemos apostar al cambio que ya viene!


Fuente original: El JILGUERO: Nostalgia de mi adolescencia por Tamayo.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente