EDITORAL DEL NACIONAL: Cotidiana tragedia


Tenía sólo 15 días de haber salido de la cárcel el individuo que asesinó de un balazo en el rostro a un hacendado y que también, junto a otros dos antisociales ahorcó al hijo de su víctima, un niño de seis años, cuyo cadáver lanzaron a un río en Las Matas de Farfán. Es esa una de las cotidianas tragedias que perpetran criminales reincidentes.

Daris Reyes Zarzuela, de 31 años, había sido condenado a cinco años de prisión por crimen de narcotráfico pero al cumplir la mitad de la pena recobró su libertad condicional, dizque por buen comportamiento, para dos semanas después perpetrar el doble asesinato que ha consternado a toda la sociedad.

A ese reo de narcotráfico, liberado bajo subterfugio de un cuestionado régimen carcelario, se le acusa, junto a los imputados Richard Junior Pérez, de 31 años, y Yeury Valenzuela Méndez, de 22, de asesinar al hacendado Nelson Montero Tapia, de 60 años, a quien despojaron de su pistola con la cual lo ultimaron en el paraje Los Corrales, de Las Matas de Farfán.

Los vándalos se llevaron al infante hasta la comunidad vecina Cola Mateo donde lo ahorcaron con un cordón de zapato y lanzaron su cadáver al río del mismo nombre, crimen incalificable que desnuda el nivel de atrocidad de un reo liberado mucho antes de cumplir su pena, dizque por buena conducta.

Más del setenta por ciento de las personas sometidas por asesinato, robo agravado, atraco, secuestro, violación, narcotráfico y sicariato son reincidentes en la comisión de diversos tipos de infracciones criminales, sin que la mayoría de esos imputados haya sido condenado en condición de la cosa irrevocablemente juzgada.

 La mayoría de esos casos concluyen en la jurisdicción preliminar donde los jueces les imponen tres meses de prisión como medida de coerción, al cumplimiento de los cuales son puestos en libertad y sus expedientes archivados, o son favorecidos con medidas de garantía económica o con la libertad pura y simple.

Resulta inconsolablemente peor que por pruritos procesales se impida que los fiscales incluyan en el fardo de pruebas contra tales imputados sus largos historiales delictivos, porque casi nunca llegan a ser juzgados y condenados de manera definitiva.

Es por eso que un delincuente es sometido hasta 20 veces por la comisión de crímenes y siempre retorna a las calles para reincidir en el crimen.

La trágica historia del individuo que asesinó de un balazo en el rostro a un buen hombre y ahorcó a un niño de seis años, crímenes perpetrados a tan sólo 15 días de ser liberado dizque por buena conducta, desnuda la penosa realidad de los sistemas de justicia y carcelario.


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