LONDRES. El sistema nervioso hallado en el fósil de un artrópodo de "grandes apéndices" de 520 millones de años guarda similitudes que le vinculan con el grupo que engloba a las arañas y escorpiones, según un estudio divulgado hoy por "Nature".
Un equipo liderado por Nick Strausfeld, de la Universidad de Arizona (EEUU), y Greg Edgecombe, del Museo de Historia Natural de Londres, analizó ese fósil perfectamente preservado de artrópodo de "grandes apéndices" (antenas, mandíbulas o patas) para tratar de establecer la relación evolutiva de estos ejemplares, objeto de muchos debates científicos.
Estos artrópodos de "grandes apéndices" sobresalientes de la cabeza constituyen un grupo extinto de criaturas de patas unidas que nadaban o se arrastraban hace 520 millones de años y cuya configuración no ha sido vista en los artrópodos modernos.
Uno de los debates sobre la evolución de los insectos, arañas y estos ejemplares estudia cómo los diferentes segmentos de la cabeza relacionan a los diversos grupos.
Cuando los apéndices tienen aspecto diferente, la major manera es estudiar el sistema nervioso, según el estudio.
Los expertos analizaron la neuroanatomía de un sistema nervioso completo hallado en un fósil de ejemplar de artrópodo de hace 520 millones de años no descrito anteriormente.
Identificaron a una criatura de tres centímetros de longitud, hallada en Chengjiang, en el suroeste de China, como representante del extinto género Alalcomenaeus.
Tras someterlo a pruebas, observaron que estos artrópodos con "grandes apéndices" guardan similitudes con los quelicerados, grupo de artrópodos de cuatro pares de patas al que pertenecen las arañas, escorpiones y ejemplares de sus especies.
Los ejemplares de ese grupo tenían un cuerpo alargado y segmentado, con una docena de pares de apéndices, que permitían al animal nadar o arrastrarse, y portaban un par de apéndices en forma de tijera adosados a la cabeza, probablemente utilizados con propósitos sensoriales, según los expertos.
Hasta la fecha, algunos paleontólogos se han basado en la apariencia externa de esos animales para establecer relaciones evolutivas con los quelicerados, en base a que los grandes apéndices y los dientes de las arañas o escorpiones tienen una especie de "codo unido" entre su parte basal y sus tenazas.
No obstante, esta explicación "no era sólida", según Edgecombe, que consideró que su investigación "aporta evidencias directas de la neuroanatomía fosilizada que respaldan la idea de que los 'grandes apéndices' están relacionados con los quelicerados".
"Por primera vez podemos analizar cómo los segmentos de estos artrópodos fósiles se relacionan unos con otros al igual que lo hacemos con las especies vivas, usando los sistemas nerviosos", explicó el científico.
Con varios análisis realizados gracias a rayos X, los expertos compararon el sistema nervioso del fósil con el de los cangrejos y escorpiones, tras lo que, según indicaron, quedan pocas dudas de que la Alalcomenaeus pertenece a los quelicerados.
El fósil analizado muestra específicamente las características típicas del cerebro encontradas en escorpiones y arañas, según el estudio.
Un equipo liderado por Nick Strausfeld, de la Universidad de Arizona (EEUU), y Greg Edgecombe, del Museo de Historia Natural de Londres, analizó ese fósil perfectamente preservado de artrópodo de "grandes apéndices" (antenas, mandíbulas o patas) para tratar de establecer la relación evolutiva de estos ejemplares, objeto de muchos debates científicos.
Estos artrópodos de "grandes apéndices" sobresalientes de la cabeza constituyen un grupo extinto de criaturas de patas unidas que nadaban o se arrastraban hace 520 millones de años y cuya configuración no ha sido vista en los artrópodos modernos.
Uno de los debates sobre la evolución de los insectos, arañas y estos ejemplares estudia cómo los diferentes segmentos de la cabeza relacionan a los diversos grupos.
Cuando los apéndices tienen aspecto diferente, la major manera es estudiar el sistema nervioso, según el estudio.
Los expertos analizaron la neuroanatomía de un sistema nervioso completo hallado en un fósil de ejemplar de artrópodo de hace 520 millones de años no descrito anteriormente.
Identificaron a una criatura de tres centímetros de longitud, hallada en Chengjiang, en el suroeste de China, como representante del extinto género Alalcomenaeus.
Tras someterlo a pruebas, observaron que estos artrópodos con "grandes apéndices" guardan similitudes con los quelicerados, grupo de artrópodos de cuatro pares de patas al que pertenecen las arañas, escorpiones y ejemplares de sus especies.
Los ejemplares de ese grupo tenían un cuerpo alargado y segmentado, con una docena de pares de apéndices, que permitían al animal nadar o arrastrarse, y portaban un par de apéndices en forma de tijera adosados a la cabeza, probablemente utilizados con propósitos sensoriales, según los expertos.
Hasta la fecha, algunos paleontólogos se han basado en la apariencia externa de esos animales para establecer relaciones evolutivas con los quelicerados, en base a que los grandes apéndices y los dientes de las arañas o escorpiones tienen una especie de "codo unido" entre su parte basal y sus tenazas.
No obstante, esta explicación "no era sólida", según Edgecombe, que consideró que su investigación "aporta evidencias directas de la neuroanatomía fosilizada que respaldan la idea de que los 'grandes apéndices' están relacionados con los quelicerados".
"Por primera vez podemos analizar cómo los segmentos de estos artrópodos fósiles se relacionan unos con otros al igual que lo hacemos con las especies vivas, usando los sistemas nerviosos", explicó el científico.
Con varios análisis realizados gracias a rayos X, los expertos compararon el sistema nervioso del fósil con el de los cangrejos y escorpiones, tras lo que, según indicaron, quedan pocas dudas de que la Alalcomenaeus pertenece a los quelicerados.
El fósil analizado muestra específicamente las características típicas del cerebro encontradas en escorpiones y arañas, según el estudio.