BOSTON -- Ben Cherington, el frecuentemente subestimado gerente general de los Medias Rojas de Boston, no tiene interés en dejarse crecer la barba. Él deja eso a los peloteros. La decisión no es tanto por mantener un aire de decoro y darles un espacio a los jugadores, sino más bien el evitar las horribles consecuencias estéticas.
Basados en el reporte de scouteo personal de vello facial, Cherington es a las barbas lo que el lanzador de los Vigilantes de Texas, Derek Holland, es a los bigotes.
"No hagas algo de lo que no seas capaz de realizar", dijo Cherington, riéndose. "No sería nada grato. Sería una vergüenza para el equipo".
Los aficionados de Boston podrían descubrir a Cherington en una multitud, incluso si él estuviera usando un abrigo y una combinación de nariz y lentes falsos, porque así son de fanáticos. Pero su personalidad de bajo perfil lo hace alguien muy fácil de ser ignorado en una escala nacional. Su amigo cercano y predecesor, Theo Epstein, se convirtió en una estrella de rock en Boston luego de guiar al equipo a campeonatos en 2004 y 2007. Cherington viene de una escuela distinta de ejecutivos de béisbol, con un estilo más de corista o músico de pandero.
Sin embargo, él está dejando su huella de forma silenciosa y persistente sobre el producto en Boston. Aunque Neal Huntington, de Pittsburgh, quizá tenga amarrado el premio como el Ejecutivo del Año, por llevar a la franquicia de los Piratas a su primera temporada ganadora en 21 años, Cherington merece estar en la conversación por una serie de transacciones que ayudaron a impulsar a los Medias Rojas de un desastroso récord de 69-93 a un equipo que está a cuatro victorias de aparecer en la Serie Mundial por tercera vez desde 2004.
Algunos movimientos llamaron más la atención que otros. Cherington encontró al líder que buscaba, cuando contrató a John Farrell para reemplazar a Bobby Valentine como mánager de Boston el pasado octubre. Y el enorme canje que mandó a Adrian González, Carl Crawford y Josh Beckett a Los Ángeles en agosto de 2012 ayudó a crear la flexibilidad en la nómina que le permitió a Cherington encontrar apoyo abundante para David Ortiz, Dustin Pedroia y Jon Lester.
Shane Victorino, Mike Napoli, Koji Uehara, Jonny Gomes, Ryan Dempster,Stephen Drew y David Ross quienes firmaron contratos como agentes libres con un valor total de $100 millones (o $25 millones menos de lo que Angelinos de Los Ángeles le pagaron a Josh Hamilton) - han contribuido de cierta forma. Además de esos cambios, Cherington consiguió al efectivo bateador emergente Mike Carp de waivers procedente de Seattle en febrero, y fortaleció la rotación al adquirir a Jake Peavy de los Medias Blancas de Chicago en la fecha límite de canjes en julio.
Aunque el récord de 8-9 y el 4.57 de efectividad que tuvo Dempster fueron decepcionantes, Ross se perdió dos meses con una conmoción, y los Medias Rojas quisieran rehacer ese canje Joel Hanrahan-por-Mark Melancon que hicieron con Pittsburgh, las otras adiciones de Cherington han cumplido o superado las expectativas. Uehara le dio a los Medias Rojas una especie de pitcheo de relevo sobrenatural mientras ganaba $4.25 millones este año. Napoli bateó 23 jonrones y tuvo .482 de slugging como primera base, y Victorino redescubrió la forma que lo hizo una parte vital de cinco postemporadas consecutivas con Filadelfia.
El resultado final es un equipo que es formidable en el papel y entre líneas. Los Medias Rojas encabezaron a las Mayores con 853 carreras anotadas y un OPS de .795, y los scouts todavía hablan de forma entusiasta acerca de su solidez fundamental, su estrategia con dos strikes y su deseo para batear la pelota al lado correcto y hacer todas las cosas necesarias para ganar los partidos.
Excepto por las barbas y el aspecto exuberante, es un equipo construido con la imagen de Cherington. Pregúntenle qué atributos de los Medias Rojas de 2013 lo impresionan más, y Cherington se enfoca en los detalles pequeños y utilitarios que marcan la diferencia.
"Hemos estado bien preparados, y eso se demuestra de muchas maneras", dijo. "Haremos una jugada porque uno de los peloteros está en el lugar correcto, o haremos un lanzamiento porque el catcher hizo su tarea, o robaremos una base porque encontramos una situación que funciona. Y no estoy seguro de poder recordar un partido donde no jugamos por los 27 outs. Cada equipo quizá insinúe que hace eso, pero pienso que de hecho nosotros lo hicimos. Estoy orgulloso de eso".
Aficionado de hueso colorado de los Medias Rojas
Epstein, quien apoyó a Cherington para que se convirtiera en su sucesor cuando se marchó de Boston hace dos años para presidir a los Cachorros de Chicago , sigue siendo un aficionado de Cherington.
"Él tiene un conocimiento tremendo acerca del juego y de la gente, y lo aplica de múltiples formas para hacer que la organización y la gente que lo rodea sean mejores", dijo Epstein vía correo electrónico. "Él es una persona estable, confiable y sencilla que es sistemática con su trabajo y su comunicación, pero ultimadamente fortalece a aquellos que lo rodean. Ben fue clave en construir los cimientos para el éxito de los Medias Rojas a través de su labor en el desarrollo de peloteros y obviamente ha sido notable para darle forma al equipo este año tras la adversidad que la organización enfrentó en 2012".
Al igual que Epstein antes que él, Cherington tiene el arraigo con la tradición que resuena de forma tan profunda con los aficionados a lo largo de Nueva Inglaterra. Él creció en Meriden, N.H., un poblado en la porción oeste del estado cerca de Darmouth College en Hanover. Él tenía 5 años cuando hizo su primer viaje a Fenway Park y 12 cuando cierta pelota rodó entre las piernas de Bill Buckner en el Juego 6 de la Serie Mundial de 1986. El joven Ben vio el partido en casa de su abuela, y el dolor quedó grabado en su rostro.
Sus memorias de la infancia incluyen escuchar a Ken Coleman y Joe Castiglione narrando los juegos de los Medias Rojas en la radio, leer la columna de apuntes de Peter Gammons en la edición dominical del Boston Globe y pararse frente al espejo para emular las posturas de Wade Boggs, Dwight Evans, Jim Rice y el resto del orden al bat de Boston, desde el primero hasta el noveno en la alineación.
Cherington fue un lanzador en Amherst College hasta que se arruinó el hombro. Tuvo su primera oportunidad cuando el entonces gerente general de los Medias Rojas, Dan Duquette lo contrató como becario en 1997, luego hizo una detención en pits en Cleveland, antes de volver a Boston como scout de avanzada. Durante su estancia con los Medias Rojas, ha estado involucrado con el scouteo internacional, scouteo amateur y desarrollo de jugadores. Él supervisó los drafts que trajeron a Justin Masterson, Will Middlebrooks, Josh Reddick y Anthony Rizzo al sistema de Boston. Como director de sucursales de Boston, Cherington observó a Pedroia, Lester, Jacoby Ellsbury y Clay Buchholz crecer en las Ligas Menores.
Esa mezcla diversa de experiencias ayudaron a ampliar la perspectiva de Cherington, y le dieron empatía por la gente con roles menos glamurosos. Cherington trabajó como scout en el área del Medio-Atlántico, así que puede identificarse con aquellos que pasan largas horas manejando por caminos rurales obscuros por una paga relativamente baja en busca de la "buena cara". Él se da cuenta de la importancia de cultivar un ambiente inclusivo donde la opinión de todos tiene valor. Muchas cosas buenas pueden pasar cuando el jefe deja que la gente haga su trabajo y no se aferra por quién recibe el crédito.
"Para mí, Ben es la personificación de una organización por encima de la persona", afirmó Allard Baird, vicepresidente de personal de jugadores de Boston. "Llega con todo lo que él hace. Tiene un respeto tremendo por el trabajo de scouteo de tiempo parcial que se hace en América Latina, y de la misma forma por aquella persona que batee en nuestra alineación el sábado por la noche. Otra cosa que realmente destaca ante mis ojos es su carácter constante. Cuando las cosas no iban tan bien para nosotros el año pasado, mantuvo las mismas expectativas de liderazgo durante el esfuerzo diario y tenía una visión.
"No creo que él reciba el mérito que merece, pero en gran parte eso es por diseño. Así es él".
Dolor de estómago
Ha sido una temporada memorable para los Medias Rojas y un año muy bueno para los graduados del Programa de Dirección Deportiva Mark McCormack de la Universidad de Massachusetts en Amherst. El pasado noviembre, Cherington, Huntington y Chris Antonetti de Cleveland- volvieron al campus para un seminario acerca de la vida de un gerente general de Grandes Ligas. Poco sabían que Cleveland mejoraría de 68 a 92 victorias con el mánager de Boston, Terry Francona, en el timón, Pittsburgh disfrutaría un verano lleno de diversión mientras elevaban la bandera Jolly Roger y los Medias Rojas rápidamente harían que el béisbol fuera tonificante y los rastrillos fueran obsoletos.
Los observadores más objetivos estaban deseosos de perdonar a Cherington el año pasado entre reportes de que el presidente del equipo, Larry Lucchino, se entrometió en las operaciones de béisbol y le impuso a Valentine como mánager. Pero eso no borra el dolor por una temporada 2012 que fue notable por malas jugadas, peleas dentro del vestidor y una inconformidad general en Boston. Como un nativo de Nueva Inglaterra, Cherington estuvo decepcionado por el comportamiento del equipo así como su promedio de victorias de .426.
"Es gran parte de por qué el año pasado fue tan difícil y doloroso", dijo. "Entendimos que a la gente le importa el equipo. No solamente victorias y derrotas, pero cómo se comporta el equipo dentro y fuera del campo. Nos quedamos cortos de muchas maneras, y eso recae más en mí que sobre cualquier otra persona, así que lo tomé personal. Estábamos realmente comprometidos a intentar hacer mejor las cosas.
"Comenzando a finales del año pasado a lo largo de todo el receso invernal, nunca pensamos acerca de un total de victorias. Solamente queríamos poner algunas cosas en su lugar, para fortalecer de nuevo a la organización. Somos gente competitiva y queremos ganar, pero también sabemos cuánto le importa el equipo a la gente".
En contraste con su reputación, Cherington no es tan callado cuando comienzan los partidos. Él se agita constantemente cuando ve los partidos como locales desde su palco en Fenway Park, y pasa el tiempo durante los partidos en gira en busca de lo que él llama un "lugar callado" donde no será percibido como un lunático. Tiene un cierto toque de Billy Beane en ese aspecto.
"Este juego se trata de los peloteros. Realmente creo en eso", dijo Cherington. "Cuando los spikes saltan al terreno cada día a las 2 de la tarde o cualquiera que sea la hora para salir a practicar, parte de mi trabajo es no entrometerme y dejar que los jugadores hagan su trabajo. "Si le preguntan a los jugadores, ellos les dirán que se divierten más cuando comienza el juego y ellos tienen el control. Es diferente cuando solamente estás viendo el partido y esperando por un resultado. A menos que las cosas vayan realmente bien, pienso que la mayoría de los gerentes generales dirían que esas nueve entradas no son las más divertidas".
Y mientras eso ocurre, las cosas van muy bien para los Medias Rojas actualmente. Ganaron 97 partidos en la temporada regular, despacharon a un duro equipo como Tampa Bay en la Serie Divisional, y ahora se preparan para enfrentarse a los Tigres de Detroit con un banderín de la Liga Americana en disputa.
Cherington ha hecho un trabajo formidable armando todo y quitándose del camino. Dos celebraciones más con champaña, y él tendrá muchas dificultades para mantenerse en el anonimato.
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