BOSTON -- Los compañeros de Aníbal Sánchez en los Tigres de Detroit señalan rápidamente que él no es meramente un actor de reparto al lado de la gigantesca dupla Justin Verlander-Max Scherzer en la parte alta de la rotación. Él es un verdadero artista con movimiento natural en sus lanzamientos y con habilidad para hacer cosas especiales cualquier día.
Los Tigres saben de pitcheo, y no le están pagando a Sánchez $80 millones durante cinco años, por el simple hecho de que tenga un nombre con sonido agradable.
"Sin duda, él tiene repertorio para ser el número uno de la rotación", afirmó Alex Ávila, receptor de Detroit. "A veces, su repertorio es de lo más complicado que tiene el equipo, y en esta ocasión fue una de esas noches para él. Su bola tenía mucha acción, no pienso que siguiera él sabía hacia dónde se dirigía en ocasiones".
Finalizando con 12 ponches y seis pasaportes, Sánchez fue víctima de las matemáticas del conteo de lanzamientos la noche del sábado, acumulando 116 lanzamientos en seis entradas, antes de salir del partido y convertirse en espectador desde la caseta. Pero él casi se combinó con el bullpen de Detroit para hacer historia. Durante 8 entradas y un tercio, el muy cacareado orden al bat de Boston fracasó para producir un hit ante los Tigres. Daniel Nava ayudó a los Medias Rojas para salvar su dignidad al conectar un sencillo al jardín central contra el cerrador de Detroit, Joaquín Benoit con un out en la novena. Pero los Medias Rojas estaban completamente dominados, mientras se ponchaban 17 veces en la derrota 1-0 ante Detroit en el primer juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Los pronosticadores que seleccionaron a los Tigres para avanzar a la Serie Mundial por segundo año consecutivo, generalmente lo hicieron por su dominante pitcheo abridor, y una actuación como la que Sánchez tuvo en el Juego 1 hace que el equipo de Jim Leyland asuste. Los Atléticos de Oakland le dieron un gran susto en la Serie Divisional al tener éxito contra Sánchez y Doug Fister, pero fueron víctimas ante el combo Verlander-Sánchez.
Tras batallar de forma inútil ante Sánchez, los Medias Rojas ahora enfrentan un reto enorme. En 43 ediciones previas de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, el equipo que gana el Juego 1 se ha impuesto en 27 ocasiones, o 63 por ciento del tiempo. Si los Medias Rojas planean romper con esa tendencia, tendrán que vencer al favorito para ganar el Premio Cy Young 2013 (Scherzer) o el ganador del Cy Young en 2011 y JMV de la Liga Americana (Verlander) si no es que quieren encontrarse en un enorme hoyo.
La estrategia de los Medias Rojas contra los Tigres contra todos, realmente es ejercer la paciencia en el plato, bateando pelotas de foul hasta el cansancio, para sacar del partido a los abridores en la quinta, sexta o séptima entrada y luego vapulear a los indefensos relevistas intermedios. Esa mentalidad colectiva ayudó a que los Medias Rojas encabezaran las Mayores con 853 carreras, 363 dobles y un OPS de .795 esta temporada.
El peligro de trabajar conteos largos es que algunos staffs rivales son más adeptos que otros para resolver el problema. El staff de Detroit encabezó las Mayores con 1,428 ponches durante la temporada regular. La ofensiva de Boston terminó con 1,308 ponches, octavo total más alto del juego. Si los Medias Rojas no asumen una estrategia más agresiva e intentan poner en juego la pelota más rápido durante los Juegos 2 y 3 ante "Scher-lander", ellos corren el riesgo de pasar mucho tiempo cargando el madero de vuelta a la caseta.
Ciertamente, Sánchez tenía una motivación adicional con esta apertura. Él llegó a la pelota profesional con la organización de los Medias Rojas como agente libre a los 16 años procedente de su natal Venezuela, en 2001. Él fue compañero de Jon Lester, su rival del Juego 1 de la Serie de Campeonato, con la sucursal Doble-A de los Portland Sea Dogs, antes de que los Medias Rojas lo enviaran a Florida junto a un joven torpedero llamado Hanley Ramírez en un canje por Josh Beckett y Mike Lowell.
Sánchez encabezó la Liga Americana con una efectividad de 2.57 esta temporada, pero venía de una de sus actuaciones menos impresionantes de la temporada. En una derrota 6-3 ante Oakland en la Serie Divisional, él no tuvo su control usual de la recta y sus lanzamientos secundarios, y permitió tres cuadrangulares. La derrota provocó que intentara reparar su mecánica en una sesión de práctica una idea arriesgada a estas alturas de la temporada.
"Tienes que hacer eso, no importa la etapa en que te encuentres de la temporada", dijo Sánchez. "Pero no es sencillo cuando haces modificaciones entre aperturas".
Lo que le faltó de precisión a Sánchez contra Boston, lo compensó con movimiento. En la primera entrada, él lanzó 13 strikes y ponchó a cuatro bateadores, gracias a un wild pitch que permitió que Shane Victorino se embasara. Él logró un pedazo de trivia beisbolera al unirse a Orval Overall de los Cachorros de Chicago de 1908, como el segundo pitcher que poncha a cuatro bateadores en una entrada en la postemporada.
Conforme avanzó el partido, los bateadores de Boston estuvieron más frustrados y malhumorados. David Ortiz mostró su exasperación luego que dos medios swings fueron en su contra en la primera entrada. Jacoby Ellsbury y Shane Victorino tampoco lucían muy entusiasmados con Joe West, el árbitro principal, y el resto de los ampáyers en el Juego 1. Sánchez retó mentalmente a los bateadores de Boston, al ir varias ocasiones en contra de lo que decían los reportes de scouteo.
"Una de las cosas que lo hacen tan bueno es que él es muy impredecible", dijo Ávila. "Él realiza lanzamientos en conteos que los bateadores normalmente no ven, y eso los saca de balance. Tiene el tipo de control que le permite hacer eso. Hubo turnos esta noche donde no pienso que ellos esperaban sliders con cuenta de 2 y 1 con dos corredores en base, o cambios con cuenta de 3 y 1. Le dificulta las cosas al bateador".
Leyland tomó una decisión crucial, cuando permitió que Sánchez le lanzara a Stephen Drew con la casa llena en la sexta entrada, porque él no quería meter al relevista zurdo Drew Smyly y que el mánager de Boston, John Farrell, le respondiera con Jonny Gomes. Sánchez había agotado todo lo que tenía en el tanque. Ponchó a Drew para su ponche número 12 y último de la noche, y sacudió su puño en señal de victoria mientras bajaba de la lomita.
Historias paralelas cruzaron sus caminos mientras el partido se dirigía hacia una conclusión. Los Tigres intentaban desesperadamente mantener la ventaja de una carrera, y estaban al tanto que de manera simultánea tenían un partido sin hit por comité en desarrollo. Al Alburquerque le cedió la estafeta a José Veras, quien la pasó a Smyly, quien mantuvo el sin hit ni carrera en la octava entrada. Benoit le permitió el sencillo a Nava, pero retiró a Xander Bogaerts con un elevado para terminar el juego, con el corredor emergente Quintin Berry estacionado en la segunda base.
En una noche extraña en Fenway, los Tigres de hecho se cuestionaron acerca de la etiqueta de la situación: si Benoit completaba el trabajo, y permitía que los Tigres se unieran a los Yankees de Nueva York de 1956 (Don Larsen) y los Filies de Filadelfia de 2010 (Roy Halladay) como el tercer equipo que consigue un sin hit en postemporada, ¿qué tanta exuberancia deberían mostrar?
"Obviamente, no puedes decir esto al calor del juego, porque mencionarías el sin-hit de una forma, pero pensaba, 'Si conseguimos el sin hit, ¿salimos a festejar al campo?'", dijo Verlander. "Pienso que eso no es correcto. Pienso que si ganamos el juego, salimos, chocamos manos y nos metemos de nuevo. Suena alocado. Sí, los juegos sin hit son geniales en la temporada regular, y son emocionantes para ustedes y nosotros, pero tenemos cosas mucho más importantes que ocurren".
Finalmente, consideren esto: el sábado por la tarde, Michael Wacha y los Cardenales de San Luis vencieron a Dodgers de Los Ángeles 1-0 para tomar una ventaja de 2-0 en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Y la noche del sábado, en un partido que tomó poco menos de cuatro horas para completar, los Tigres igualaron ese logro.
"Uno a cero, eso es algo loco", dijo el jardinero de los Tigres, Torii Hunter. "Ése es un juego de playoffs. He estado en siete postemporadas, y el pitcheo y la defensiva siempre ganan juegos. La ofensiva no es nada".
Sánchez, solamente un campeón común de efectividad, hizo que eso fuera inmediatamente aparente en el Juego 1. Ahora, los Tigres anhelan que Scherzer y Verlander le sigan el paso. ¿Quién hubiera imaginado eso?
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