MADRID, España.- El periodista de investigación Jeremy Scahill advierte que la proliferación del uso de los aviones no tripulados (“drones”) por Estados Unidos para atacar en países como Pakistán, Yemen o Somalia pronto puede ver su réplica rusa en Chechenia o de China contra cualquier disidente.
Con motivo del lanzamiento de su libro “Guerras sucias” (Editorial Paidós), convertido en un documental que será estrenado en España el próximo jueves, Scahill lamentó hoy en una entrevista con Efe la proliferación de las intervenciones militares de Estados Unidos en países con los que no está en guerra.
El autor explica que los enfrentamientos soterrados entre las potencias ante la cada vez mayor falta de recursos naturales mediante guerras en terceros países -como la de Siria- puede desembocar por la proliferación de esta tecnología en “escaramuzas paramilitares o pequeñas guerras”.
Scahill recuerda que “más de 70 países tienen “drones” (aviones no tripulados) armados, con capacidad para disparar misiles”.
En su opinión, “sólo es cuestión de tiempo para China y Rusia, y potencialmente otros jugadores, decir: si Estados Unidos puede hacerlo, nosotros también”.
“Lo que América (Estados Unidos) ha hecho en los últimos doce o trece años, desde el 9-11 (11 de septiembre de 2001) es sentar un precedente que va a hacer muy difícil reclamar una superioridad moral sobre otras naciones cuando hace las mismas cosas”, añade.
“¿Por qué no va a decir China ‘tenemos el derecho de asesinar a un disidente’ diciendo que es ‘una amenaza para nuestra sociedad’, incluso si resulta que está en otro país. O que Rusia diga ‘vamos a hacer un ataque con ‘drones’ contra el líder rebelde checheno, que hemos localizado escondido en otro país’”, concluye Scahill.
Este autor no ahorra críticas el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, premio Nobel de la Paz 2009, por el incremento de los ataques mediante aviones no tripulados por parte de la CIA y el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC, por sus siglas en inglés).
Para la elaboración del libro y el documental, el autor viajó a los lugares donde los bombardeos estadounidenses han causado numerosas víctimas civiles como en Afganistán o Yemen y entrevistó Somalia a los señores de la guerra locales que asegura actúan por cuenta del Gobierno de Washington.
Para este periodista de investigación, cuyo libro sobre “Blackwater” puso al descubierto los entresijos de la principal compañía norteamericana especializada en proveer de mercenarios al Pentágono y la CIA, pese a todas sus promesas, Obama persigue a quienes informan y contribuyen a descubrir esas “guerras encubiertas”.
Es obvio, afirma, que los ataques con aviones no tripulados armados en terceros países constituyen una clara “violación de la soberanía” y describe esa excepcionalidad que reclaman para su país algunos mandatarios norteamericanos como George W. Bush o el propio Obama como una suerte de “neocolonialismo”.
Cita como último ejemplo la captura por comandos especiales del presunto terrorista en Libia Nazih Abd al Hamid al Rughai, conocido como Abu Anas al Libi, acusado de los ataques en 1998 contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania.
Para este investigador, Estados Unidos “no respeta el derecho internacional” y subraya que, incluso sin un juicio previo, “si deciden que es un terrorista, no les importa lo que diga el resto del mundo”.
Por supuesto, recuerda que “si cualquier país lo hace en Estados Unidos y lo justifica como contraterrorismo, si hacen en Estados Unidos lo que Estados Unidos hace en el mundo, probablemente respondería militarmente y lo considerarían un acto de guerra contra Estados Unidos”.
“Eso es lo que Estados Unidos está haciendo en esos países, actos de guerra” y aclara que tanto para el anterior mandatario norteamericano, como para Obama “el derecho internacional sólo es relevante cuando es en interés de Estados Unidos”.