Todos los sureños, en especial los sanjuaneros, nos sentimos con desbordante beneplácito con la elección de un Presidente de la República de nuestro terruño.
Todos pensamos que llegó la hora de la recuperación del languidecerte Valle de San Juan y que los anhelos sociales de los sureños serían satisfechos, pero penosamente no ha sido así.
Al presidente Danilo Medina se le está agotando el tiempo para dejar una huella gubernativa refulgente en la región que lo vio nacer.
Las expectativas de los sureños en torno a una luminosa acción del gobierno de Danilo Medina en la región, con énfasis en la ejecución de las obras públicas anheladas y el impulso de programas sociales, a dos años y dos meses de gestión administrativa, se comienzan a esfumar de la sique de este colectivo.
La desestimación de la ejecución de la carretera San Juan-Santiago evidencia que el mandatario no tiene a la región sur dentro de sus prioridades. Es un contrasentido que dos provincias unidas por la geografía, como San Juan y Santiago, no dispongan de una vía de comunicación que haga fluido el intercambio entre ambas demarcaciones, y que para comunicarse haya que recorrer más de cuatrocientos kilómetros.
Más de un siglo llevan Santiago y San Juan esperando que se pueda abrir la comunicación entre esos dos pueblos, sin que dicha expectativa sea satisfecha.
Elementos de la capital se han encargado de boicotear el proyecto, porque desde época del dictador Ulises Heureaux se teme que se le abra una carretera directa entre la capital del Cibao, Santiago, y la capital del Sur, San Juan.
Son muchos los sureños que ya comentan en los diferentes ambientes en que socializan, que en esta gestión de gobierno todo ha sido "mucha espuma y poco chocolate" y que la agenda de esta región, donde están tres de las cinco provincias más pobres del país, seguirá sin ser encarada por el actual inquilino del poder.
Más concretamente, el sentimiento generalizado es que el presidente Danilo Medina le ha fallado a San Juan y a los pueblos del Sur; que el mandatario se ha olvidado olímpicamente de la provincia que lo vio nacer; que Danilo no está haciendo nada trascendente en su provincia; que el jefe de Estado no ha asumido aminorar la abultada deuda social acumulada con su provincia, y que la promesa de una reconversión agrícola no ha sido más que una gran poesía.
Asimismo, el tiempo finito del actual inquilino de la casa de gobierno avanza a la misma velocidad de la incredulidad de los sureños, que ya asumen que en la gestión del Presidente los caminos y carreteras rurales no serán rehabilitados; que San Juan seguirá sin aeropuerto; que la Mesopotamia durará los cuatro años de esta administración con promesas de que será reubicada sin concretarlo y que el Río Tenguerengue seguirá siendo la peor fuente de contaminación ambiental de la ciudad.
De igual forma, la gente ya asume que el tramo oeste de la avenida de circunvalación no será concluido; que el anhelado hospital de especialidades médicas prometido por Danilo, también será poesía; que los invernaderos agrícolas para la eficiencia de la producción y productividad del valle de San Juan serán otro poema; que las casas de los campesinos sureños seguirán con piso de tierra; que el agua potable no llegará a los hogares del 40% de los campos de la provincia en que nació el presidente.
Tampoco el primer mandatario se ha preocupado por la creación de nuevos empleos en la región.
En fin, de seguir las cosas como van, los sureños, en especial los sanjuaneros no tendrán nada que agradecerle a su "hijo predilecto" y Presidente de la Republica.
El autor es Profesor UASD.
Fuente original: OPINION: Danilo y el Sur Dominicano.
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