EDITORIAL DEL NACIONAL: Dudas y sospechas

Policía ni Ministerio Público deberían concluir o detener las investigaciones en torno al asesinato del comunicador Claudio Nasco, aun cuando antes de 24 horas las autoridades presentaron a tres individuos como los autores materiales de ese homicidio, porque faltan muchas aristas por esclarecer.

Nasco, presentador del noticiario del Canal CDN, fue muerto a cuchilladas y su cadáver encontrado en la habitación de un motel, crimen supuestamente perpetrado por unos tales Yandel, Pateo y Macuto, quienes sacaron dinero de dos cajeros bancarios con tarjetas de crédito y débito que sustrajeron a la víctima.

Aunque las evidencias presentadas por la Policía ayudarían a comprometer la responsabilidad penal de los implicados, se requiere despejar dudas como la que señala que el aspecto y fisonomía de los supuestos asesinos no encajaría con la personalidad del malogrado comunicador.

La jefatura de la Policía no debería ufanarse en proclamar que ha resuelto ese trágico suceso en "tiempo récord", porque es obvio que falta mucho trecho por recorrer en términos de investigación para poder presentar ante los tribunales una acusación con méritos suficientes.

Es difícil asimilar que una persona del perfil que definen amigos y familiares se arriesgue a reunirse con tres individuos que ahora alegan que lo asesinaron por una deuda de 25 mil pesos, menos aun si en el informe policial se dice que Nasco "se juntaría como lo había hecho con anterioridad" con uno de sus matadores, el tal Yandel.

De Claudio Nasco, de 36 años, de nacionalidad cubana, pero radicado en el país desde hace años, se tienen las mejores referencias, especialmente por su responsabilidad profesional, afabilidad y respeto a los demás, por lo que las autoridades están compelidas a determinar con absoluta certeza el motivo esencial de ese execrable asesinato.

No se entiende por qué si el comunicador habría concertado un encuentro con una persona, son tres los individuos que penetran a la habitación de un motel, lo amordazan, lo obligan a revelar las claves de sus tarjetas de crédito y débito y posteriormente lo asesinan de múltiples cuchilladas en el cuello.

Que ni por asomo, Policía o Ministerio Público den por cerradas las investigaciones en torno a esta tragedia, porque los resultados preliminares de las indagatorias resultan insuficientes y porque es imperativo despejar muchas dudas y sospechas.



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