Bruselas. El supuesto espionaje estadounidense a la canciller alemana, Angela Merkel, marcó ayer el inicio de la cumbre de otoño de los líderes europeos, que elevaron el tono ante Washington, pero que no parecen dispuestos a tomar medidas de respuesta a corto plazo.
"Espiar a los amigos es totalmente inaceptable", señaló la propia Merkel a su llegada al encuentro en Bruselas, resumiendo el sentir de los jefes de Estado y de Gobierno de los veintiocho socios comunitarios.
Tras meses de reacciones tibias a las revelaciones hechas por el extécnico de la CIA Edward Snowden, las informaciones sobre las actividades de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) llevaron ayer el asunto directamente al centro de las conversaciones entre los líderes comunitarios.
Merkel discutió el problema en una bilateral con el presidente francés, François Hollande, en la que ambos subrayaron la necesidad de poner fin a la situación y acordaron mantener contactos regulares al respecto, según fuentes diplomáticas.
La cuestión del espionaje es especialmente sensible en Alemania, donde trae recuerdos no tan lejanos de las actividades de la Stasi, la policía política de la extinta República Democrática Alemana (RDA), tal y como ayer sugirió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Opaca respuesta
En tanto, el Gobierno de EE.UU. se mantuvo ayer firme en la opacidad con la que ha tratado desde un principio las revelaciones sobre la agencia de inteligencia NSA y evitó aclarar si espió o no en el pasado un teléfono celular de la canciller alemana, Angela Merkel.
Poco después de que Merkel declarara "totalmente inaceptable" el espionaje de Estados Unidos a sus "amigos", en Bruselas, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, eludió la pregunta de si EE.UU. pinchó un celular que la canciller utilizó entre octubre de 1999 y el pasado julio, como ha indicado el diario Die Welt. EFE