Después de años pasar su tiempo libre buscando tesoros en el fondo del mar, la familia Schmitt encontró su recompensa: un botín de medallas y cadenas de oro valuado en cientos de miles de dólares.
El tesoro fue descubierto en las ruinas de un convoy de embarcaciones que naufragó frente a la costa de Florida, Estados Unidos, en 1715, cuando navegaba de Cuba a España.