El mundo de los helechos

El mundo de los helechos
Li Misol
li.misol@listindiario.com
Santo Domingo


Quien observa un helecho puede reparar en su belleza, pero quizás no imagina que esa especie vegetal poblaba la Tierra antes de los dinosaurios, hace 400 millones de años. 
También sorprende la variedad de especies de helechos. Manuel Caluff, fundador y director del Jardín de los Helechos de Santiago de Cuba, cultiva en los 3,000 metros cuadrados de su propiedad unas 400 variedades. “No soy graduado universitario. Soy autodidacta en el estudio de la botánica pero tengo 35 años de experiencia”, dice. Caluff recibe en su Jardín 10,000 visitantes anuales y como investigador taxónomo de los helechos ha descrito 25 especies nuevas cubanas para la ciencia.
Un nuevo libro
Invitado a República Dominicana por el Consorcio Ambiental Dominicano y la Academia de Ciencias, el laureado investigador y botánico cubano puso a circular su libro “Conservación de los licófitos y los helechos en las Antillas”, el 28 de agosto, en el Pabellón de Helechos del Jardín Botánico. Caluff, quien suele colaborar con el Jardín Botánico Nacional, dice que uno de sus sueños es estudiar a profundidad las especies de helechos de  República Dominicana y Haití. 
Una vida  dedicada a los helechos
Su mirada acuciosa y las manos toscas revelan al agricultor, pero la suavidad de la voz y la sensibilidad al expresarse delatan al artista. Manuel Caluff ha vivido toda su vida entre el arte y la naturaleza. Diseñador de profesión y botánico de vocación, combina ambas pasiones en la ilustración científica y el diseño de jardines.
“También hago artesanía con hojas de helechos y de otras plantas”, dice el fundados y director del Jardín Botánico de Santiago de Cuba.
Sus ilustraciones se han expuesto en España, Estados Unidos y aquí. Su arte es doble pues hace la labor artesanal de montar, procesar y diseñar con las hojas y después pinta encima.
“Yo quiero crear las plantas que no existen, las que están en mi imaginación”, afirma Caluff, quien además hace ilustraciones científicas para revistas en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania.
Cuando se investiga un poco sobre su vida y trayectoria inevitablemente surge la pregunta que según él mismo comenta le han preguntado millones de veces.
La respuesta la escribió en su libro “La magia de mi jardín”, editado en junio pasado en Cuba: “Como artista que soy, cómo permanecer insensible ante tanta maravilla, ante aquella multiplicidad de formas, tamaños, modos de vida, ante verdes tan infinitamente degradados, ante aquellas mágicas esculturas vegetales que han escogido para vivir los recodos más húmedos y quietos del bosque, cuyas hojas, como las alas delicadas de un pájaro de clorofila, se mecen en el viento dispersando sus esporas acompasadamente, con la elegancia de una modelo de grandes exhibiciones y la etérea delicadeza de lo que casi no sabemos si existe”.
El Jardín de los helechos
Aunque ama el arte y trabajó gran parte de su vida en un taller de diseño, el proyecto de su vida es el Jardín de los helechos de Santiago de Cuba. Caluff lo define como “pequeño” por sus apenas 3,000 metros cuadrados, pero tiene más de mil especies de plantas, la colección más grande de helechos en América con más de 400 especies y la tercera colección de orquídeas de Cuba. Recibe 10,000 visitantes anuales entre turistas, escolares y aficionados a la botánica.
Ubicado en la carretera del Caney, en el Jardín trabajan nueve personas y tanto el terreno como la casa donde están las oficinas, biblioteca y almacenes, pertenecieron a la familia  de Caluff. “Mis padres fueron mis mayores motivadores. Mi padre era profesor universitario de electrónica y mi mamá cajera de una peletería, pero vieron mi pasión y me apoyaron siempre”, narra Caluff.
El huracán Sandy, que arrasó con Santiago de Cuba en 2012 destruyó también toda la estructura del Jardín, pero por suerte no se perdió ninguna especie. “Se sacaron 25 camiones de escombros, pero gracias a la ayuda y las donaciones al mes abrimos al público y ya está reconstruido en un 95 por ciento. Reciclamos parte de los escombros e hicimos pasillos nuevos y otras estructuras”, narra.
Para sensibilizar
Manuel Caluff estuvo en RD en agosto pasado para poner a circular su segundo libro: “Conservación de los licófitos y los helechos en las Antillas”. De la publicación se encuentran disponibles en RD 1,000 ejemplares divididos entre la Academia de Ciencias, el Jardín Botánico Nacional y el Consorcio Ambiental Dominicano. Según Caluff es un aporte para sensibilizar y acercar al público general, sobre todo estudiantes y horticultores, a la belleza del mundo de los helechos.

Naturaleza y carnaval
Desde muy joven a Manuel Caluff le encantó la agricultura, la tierra, sembrar en su tiempo libre. Su trabajo formal era en un taller de diseño de vitrinas pero además “trabajé por muchos años como diseñador de carrozas para los carnavales de Santiago y gané 20 años seguidos primer premio por mis carrozas con motivos naturales. También gané primer premio en 1993 representando a Cuba en el carnaval de Toronto con una carroza temática donde había helechos gigantescos y orquídeas y nueve modelos de Tropicana vestidas de flores”, dice. 

Diversas labores
Sus 35 años de experiencia en botánica le han legado a Caluff diversos compromisos. Es presidente desde 1992 de la Asociación de Aficionados a la Botánica de Santiago de Cuba que reúne una vez cada mes a amantes de las plantas. “En ese mundo inicié mi vida botánica en 1976”, expresa. Además es presidente del Grupo Nacional de Jardinería Popular, que reúne a los mejores jardines y viveros botánicos privados de Cuba para llevar a cabo iniciativas sociales y comunitarias que conserven la flora nacional. 

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